Tengo que hacer tiempo y, claro, escribo. Porque escribir es siempre una solución. Aunque no conduzca a nada, como en este caso, como casi siempre, yo arranco. Porque puedo y porque quiero, y porque es lo mío. Qué me importa lo demás. Es casi como los documentos de Word que llenaba sin parar mientras esperaba que se terminase de descargar el Football Manager o que llegara la moto con la comida o que el pocero terminase la perforación y me llamara para explicarme cosas, exagerar, pavonearse y cobrar. Lo que hacen todos, bah. En esos documentos, yo escribía a pata suelta (¿?) sobre libros, jugadores de fútbol, vetas subterráneas o lo que fuera; una cosa se encadenaba con la otra, que se enlazaba con la siguiente, que se unía a la próxima, y así, el texto fluía para, finalmente, existir. Yo le daba vida y le regalaba la libertad de vivirla como él prefiriese (de modo inútil casi siempre). Ahora se cortó la internet; quién sabe si estas letras verán la luz. Yo sigo haciendo tiempo, presion
Fue una linda tarde, la de ayer. Oli volvió del jardín muy cariñoso, algo que espero que sea cada vez más habitual, y merendamos juntos mientras charlábamos (más yo con él que él conmigo: sigue costando sacarle palabras; de todos modos, fue un buen momento de conexión). Después, cuando empezó el partido (Estudiantes contra Central, 0-0), lo vimos un rato. Se ríe mucho con los golpes, las protestas, las acrobacias, ciertas caras en las tribunas... Me dijo también que quería ir a la cancha a ver a Estudiantes y yo le prometí, un poco vagamente, que lo haríamos. Cuando el partido lo aburrió, nos fuimos a su cuarto a jugar. Primero, dibujamos (me da mucho orgullo el hecho de que lo haga cada vez mejor); luego, armamos unas buenas pistas, y usamos trenes y autitos y todo fue bastante desordenado. Por primera vez en mucho tiempo me sentí metido en el juego, haciendo algo con él , y no solo ocupándome de él. Eso, todo, me alegró el corazón. Ahora solo espero que hoy podamos tener una tarde