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Día 6

No voy a excusarme. Sólo diré que esperaba que esto fuera distinto y que, si empiezo tan pronto a incumplir la única premisa que me impuse (tan sencilla como "escribir, no importa qué, mientras sea todos los días"), no sé dónde puede terminar todo.
Ayer hablé con Natacha. Le conté de esta música de ascensores y me dijo, sonriendo mucho, que le parecía una gran idea. Eso me hizo sentir bien y pensar que estoy en el camino correcto. Sí, eso: I'm on the right way. Sólo tengo que disciplinarme. No será fácil (te conozco, Juan), pero lo haré. Sé que sí. Y espero que esto tome vuelo pronto, porque los blogs autobiográficos son lo menos (cuando no se posee una vida memorable).
Mi única certeza que aún me gusta la forma que tengo de enhebrar palabras.

Comentarios

gerund ha dicho que…
hay una serie de coincidencias entre creepy y austerianas en este blog (que no voy a comentar, porque al fin y al cabo si tu blog es personal no tienen por qué serlo mis posts (además de que sería asquerosamente redundante o algo así).

sólo te voy a decir que te fijes el dibujito de vf que hice el viernes pasado, que pensaba publicar next week, pero que tomo esto como una señal y va mañana.

por otra parte, felicitaciones =)
decime si puedo seguir volviendo o si voy a ser una horrible invasora...
gerund ha dicho que…
señor corrector, señor corrector, donde hay un paréntesis de más, iba una coma!!


perdón!!
Juan Solo ha dicho que…
Querida, querida Gerund, ¡qué bueno es verte por acá! No te convidaré un té porque no hay, ni siquiera te invitaré a pasar; sólo quiero que sepas que podés comentar lo que quieras y volver cuando así lo desees.
Lo del paréntesis díscolo se te perdona: al fin y al cabo, sólo sos una traductora :)
Eso sí, ¡quiero que me cuentes esa serie de coincidencias entre creepy y austerianas!

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Día 40

Tengo que hacer tiempo y, claro, escribo. Porque escribir es siempre una solución. Aunque no conduzca a nada, como en este caso, como casi siempre, yo arranco. Porque puedo y porque quiero, y porque es lo mío. Qué me importa lo demás. Es casi como los documentos de Word que llenaba sin parar mientras esperaba que se terminase de descargar el Football Manager o que llegara la moto con la comida o que el pocero terminase la perforación y me llamara para explicarme cosas, exagerar, pavonearse y cobrar. Lo que hacen todos, bah. En esos documentos, yo escribía a pata suelta (¿?) sobre libros, jugadores de fútbol, vetas subterráneas o lo que fuera; una cosa se encadenaba con la otra, que se enlazaba con la siguiente, que se unía a la próxima, y así, el texto fluía para, finalmente, existir. Yo le daba vida y le regalaba la libertad de vivirla como él prefiriese (de modo inútil casi siempre). Ahora se cortó la internet; quién sabe si estas letras verán la luz. Yo sigo haciendo tiempo, presion

Día 7

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