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Mostrando entradas de julio, 2023

Día 39

Fue una linda tarde, la de ayer. Oli volvió del jardín muy cariñoso, algo que espero que sea cada vez más habitual, y merendamos juntos mientras charlábamos (más yo con él que él conmigo: sigue costando sacarle palabras; de todos modos, fue un buen momento de conexión).  Después, cuando empezó el partido (Estudiantes contra Central, 0-0), lo vimos un rato. Se ríe mucho con los golpes, las protestas, las acrobacias, ciertas caras en las tribunas... Me dijo también que quería ir a la cancha a ver a Estudiantes y yo le prometí, un poco vagamente, que lo haríamos. Cuando el partido lo aburrió, nos fuimos a su cuarto a jugar. Primero, dibujamos (me da mucho orgullo el hecho de que lo haga cada vez mejor); luego, armamos unas buenas pistas, y usamos trenes y autitos y todo fue bastante desordenado. Por primera vez en mucho tiempo me sentí metido en el juego, haciendo algo con él ,   y no solo ocupándome de él. Eso, todo, me alegró el corazón. Ahora solo espero que hoy podamos tener una tarde

Día 38

Hoy me toca escribir en el blog compartido y aportar lo mío para la continuación de una buena historia. Y puedo hacerlo, y lo voy a hacer. El compromiso implícito conmigo mismo era escribir acá cuando no lo hiciese allá. Sin embargo, acá estoy, de nuevo, en este ascensor vacío y polvoriento con el espejo ennegrecido y rajado, un papel amarillento y manoseado fijo a uno de los lados detrás de un plástico ya opaco mientras me acuna un ruido de los mil demonios, gárgaras de hormigón, producto del movimiento entre pisos con la velocidad desesperante de un caracol de río que avanza contra la corriente.  Estoy acá, entonces, y en un rato estaré allá. Hoy puedo escribirlo todo. 

Día 37

Siento la tentación de transcribir acá el diario de los tres días en que la vida —como la conocemos— se detuvo. Me da ganas de verlo «en letras de molde», de obviar las tachaduras, de cambiar algún punto, de suprimir una coma. Pero también sé que, si hago eso, probablemente empiece a perderlo. El registro de esos días es como es; es en ese cuaderno ajado, con errores y enmiendas y con una letra espantosa (porque mi letra jamás fue muy linda, en principio, pero, sobre todo, porque estaba cansado, trastornado, asustado, hastiado, angustiado y la lista sigue). Es como es, entonces. Y como espero que nunca más sea.