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Día 20

Estuve encallado lejos de acá.
Apenas dejé caer, como al descuido, algunos textos en mis otros blogs, y todos versaban sobre mis problemas para escribir, como este o este otro.
Hoy, tras leer un mail muy lindo de An, decidí ponerme las pilas con eso. (O intentarlo, al menos.) Lo hice, aunque no sé todavía si fue productivo o no: escribí (en la piel del Usuario Anónimo) esto en Fotos de Lily.
¿A qué viene todo esto? ¿Acaso este post es como uno de esos capítulos navideños de cualquier sitcom en el que, a puro flashback, te encajan un refrito?
No. Se trata poner un poco de orden, nada más.
Música de ascensores es el blog en el que "escribo sobre escribir". Pues bien, dado que todo lo que publiqué últimamente en otros lados se refería a eso, me pareció mejor hacer un post mencionándolo que volver a desarrollar lo mismo otra vez. Eso sí hubiera sido un refrito.

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Día 24

Hace ya varios días que tengo ganas de escribir. Leyendo a cierto escritor —cuyo nombre no mencionaré para no ser tomado por soberbio—, sentí que yo podría redactar algo mejor. Pero no lo hice. Paseando por blogs de amigos y conocidos que nunca pararon, extrañé aquellos tiempos en los que me sentía parte de algo, de una especie de "comunidad" en la que nos reconocíamos por la manera en que plantábamos las palabras en la pantalla, en la hoja de papel imaginaria, y más o menos nos admirábamos por eso. Y quise retomar ese camino. Pero no me sale. Como siempre, la primera opción es esta. Tirar algo acá, en este blog remoto, y ver si germina. Ojalá que sí.

Día 7

Tengo muchas cosas que hacer. Entre las que se relacionan con escribir puedo mencionar: a) carta y mail a Ceci; b) carta y mail a Ana; c) mail a Mara; d) artículo para Comiqueando ; e) artículo para Sudestada ; f) artículo para La secta violeta ; g) resurrección de blogs anteriores; h) todo. Tengo muchas cosas que hacer. Caliento un café y me decido por todo aquello que no está en la lista.

Día 40

Tengo que hacer tiempo y, claro, escribo. Porque escribir es siempre una solución. Aunque no conduzca a nada, como en este caso, como casi siempre, yo arranco. Porque puedo y porque quiero, y porque es lo mío. Qué me importa lo demás. Es casi como los documentos de Word que llenaba sin parar mientras esperaba que se terminase de descargar el Football Manager o que llegara la moto con la comida o que el pocero terminase la perforación y me llamara para explicarme cosas, exagerar, pavonearse y cobrar. Lo que hacen todos, bah. En esos documentos, yo escribía a pata suelta (¿?) sobre libros, jugadores de fútbol, vetas subterráneas o lo que fuera; una cosa se encadenaba con la otra, que se enlazaba con la siguiente, que se unía a la próxima, y así, el texto fluía para, finalmente, existir. Yo le daba vida y le regalaba la libertad de vivirla como él prefiriese (de modo inútil casi siempre). Ahora se cortó la internet; quién sabe si estas letras verán la luz. Yo sigo haciendo tiempo, presion...